sábado, 19 de noviembre de 2016

LA EVOLUCIÓN DE LA VIDA Y LA PINTURA DE GOYA

Francisco de Goya y Lucientes, nació en Fuendetodos, en 1746. Compartió desde temprano las ideas de los ilustrados españoles. Durante su primera etapa, destaca como pintor religioso, género que practicará el resto de su vida. Desde 1774 se afincó en Madrid y se inició como pintor de corte, protegido por Francisco Bayeu. Diseñó tapices para la Casa Real, gana fama como retratista y llega a ser Pintor del Rey.
Su obra abarcó, desde la pintura de caballete y mural, el grabado y el dibujo. En todas estas facetas desarrolló un estilo que inaugura el Romanticismo. El arte goyesco supone, asimismo, el comienzo de la pintura contemporánea y es precursor de las vanguardias pictóricas del siglo XX.
La dificultad para definir a Goya es precisamente lo que lo mantiene tan vivo y lo hace tan sorprendente: pintor de la corte, sátiro, reportero bélico con un gusto tanto por lo brutal como por lo refinado. Se alimentaba de la cultura popular, pero era mucho más que un simple hombre del pueblo, era un reportero y un “moralista”.
Vamos a comprobar como, a lo largo de su vida y muy influenciado por sus circunstancias, el artista fué evolucionando y pasando de un barroco tardío de caracter religioso,en su Aragón natal, a  descubrir el Neoclasisísmo en su viaje a Italia , para adoptar luego un estilo costumbrista rococó al entrar en la Fabrica de Tapices o a deslumbrarse con el Velazquez de las colecciones reales,  cuando le nombraron pintor de cámara en la corte.
De como su estilo se vió afectado por la grave enfermedad que sufrió en 1793 y tambien, como la Guerra de la Independencia, volvió a marcar la temática en sus cuadros y como al final dió lugar a sus impresionantes "Pinturas Negras".
Por último, destacar una especie de "renacimiento" que apareció en la última etapa de su vida, cuando ya estaba exiliado en Francia, libre de la opresión política producida con la llegada de Fernando VII al trono y que se manifestó llena de color en "La lechera de Burdeos"
En esta ocasión, ademas de exponer una muestra de algunas de sus obras en orden cronológico, hago hincapié en tres series, ademas de las archiconocidas por todos: Dos de ellas son murales como los frescos de la Florida y los de la Quinta del Sordo, diametralmente opuestos en estilo y temática pero interesantísimos y otra serie son sus pinturas "salvajes" quizá muy poco conocidas.
Y nada mas, solo decir que Goya fue uno de esos pocos artistas que tuvo la osadía de abordar la totalidad de la condición humana. Y a casi 200 años de su muerte, enfrentarse a un Goya, sigue siendo, enfrentarnos a nosotros mismos.


 Francisco de Goya y Lucientes por Vicente López en 1826
Vicente López, precisamente el hombre que sustituyó a Goya como pintor de cámara de Fernando VII  justo antes de marchar a Burdeos, realizó este soberbio retrato de su admirado Goya, impecablemente vestido, con los atributos de su profesión, y la expresión clara y franca que poseen  aquellas personas de edad que han visto tanto en la vida.
Esta pintura que se encuentra en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando es un autorretrato de busto, contemporáneo del que conserva el Museo del Prado con el pintor próximo a cumplir los 70 años.
 ROMA
En abril de 1771 se encontraba en Roma. De su estancia en Italia se sabe muy poco. Éste viaje se relaciona con el deseo de Goya por aprender. Fué un viaje de corta duración. Desde Roma envió un cuadro "Árbol en los Alpes" a un concurso abierto por la Academia de Parma en el que obtuvo una mención honorífica. Su estilo de éste momento se conoce gracias a una pareja de lienzos "Sacrificio a Pan" y "Sacrificio a Vesta", obras provistas de firma y fecha. Era un estilo juvenil influenciado por Corrado Gianquinto maestro de Velazquez.
 ZARAGOZA
A mediados de 1771 Goya había regresado a Zaragoza, donde en octubre del mismo año se le confió la pintura de la bóveda del coreto del Pilar.
  
 AULA DEI 1774
La Cartuja de Aula Dei de Zaragoza obtuvo el permiso fundacional en 1563
Toda la iglesia fue decorada en el siglo XVIII, contando con un conjunto de pinturas murales al óleo pintadas por Francisco de Goya en 1774.  De los 11 murales enormes para el Aula Dei narrando la vida de la virgen María; lamentablemente de la obra de Goya en ese lugar ya no queda prácticamente nada, en la actualidad quedan 7, algunos de ellos bastante restaurados, 4 fueron sustituidos a principios del siglo XIX muy dañadas durante los abandonos del cenobio y restauradas ya inicialmente a comienzos del siglo XX
              
MADRID  Obras entre 1746 y 1780
Desde su llegada a Madrid para trabajar en la corte, Goya tiene acceso a las colecciones de pintura de los reyes, y el arte del aragonés tendrá en la segunda mitad de la década de 1770 un referente en Velázquez.

Su ascenso social y profesional es notable y así, en 1780, es nombrado por fin académico de mérito de la Academia de San Fernando. Con motivo de este acontecimiento pinta un Cristo crucificado de factura ecléctica donde muestra su dominio de la anatomía, la luz dramática y los medios tonos, en un homenaje que recuerda tanto al Cristo de Mengs, como al de Velázquez.

 CARTONES PARA TAPICES 1775-1792
Goya comienza su labor, menor como pintor, pero importante para introducirse en los círculos aristocráticos, para unos cuadros destinados a la decoración de las estancias reales, donde primaba el buen gusto y la observación de las costumbres españolas; todo ello, además, dotando a la escena de encanto no exento de variedad en la unidad. No es aún realismo pleno —si bien algunos de sus óleos para cartones denotan verismo, como La nevada (1786) o El albañil heridO
El quitasol, un cuadro que logra un magnífico equilibrio entre la composición de raigambre neoclásica en pirámide y los efectos cromáticos propios de la pintura galante.



"Goya atendido por el Dr. Arrieta"
Es en esta etapa, y sobre todo tras su enfermedad de 1793, cuando Goya hace lo posible para crear obras ajenas a las obligaciones adquiridas por sus cargos en la corte. Cada vez más pintará obras de pequeño formato en total libertad y se alejará en lo posible de sus compromisos

 
 "ASALTO DE LADRONES" En él unos ladrones asaltan a mano armada una diligencia y se pueden apreciar varios cadáveres tendidos en el suelo.
No tenemos más noticias suyas hasta 1794, año en que el pintor envía a la Academia de San Fernando una serie de cuadros «de gabinete»:  son un conjunto de obras de pequeño formato entre los que se encuentran ejemplos evidentes de Lo Sublime Terrible: Corral de locos, El naufragio, El incendio, fuego de noche, Asalto de ladrones e Interior de prisión
 

LAS MUJERES Y GOYA
 Fue uno de los mejores retratistas de mujeres que  jamás ha conocido Europa y el mejor que salió de España;
En cuanto a los retratos femeninos, conviene comentar los relacionados con la Duquesa de Alba. Desde 1794 acude al palacio de los duques de Alba en Madrid para hacer el retrato de ambos. Pinta también algunos cuadros de gabinete con escenas de su vida cotidiana, como La Duquesa de Alba y la Beata y, tras la muerte del duque en 1795, incluso pasará largas temporadas con la reciente viuda en su finca de Sanlúcar de Barrameda en los años 1796 y 1797. Su relación con Goya acarreó más cotilleos y habladurías sexuales que las que causó cualquier otra historia de relaciones en el arte
 Sin embargo, Goya también se sentía atraído por las chicas de la calle, “La maja vestida” y luego “La maja desnuda” pintadas entre 1790 y 1800 para Godoy.
En ambas pinturas se retrata de cuerpo entero a una misma hermosa mujer recostada plácidamente en un lecho y mirando directamente al observador. No se trata de un desnudo mitológico, sino de una mujer real, contemporánea de Goya, e incluso en su época se le llamó «la Gitana».y forman parte de las pinturas más famosas del mundo Y siempre se ha especulado con que la retratada fuera la  conocida duquesa de Alba,


 LOS CAPRICHOS 1799
Supone la primera realización española de una serie de estampas caricaturescas, al modo de los que había en Inglaterra y Francia, pero con una gran calidad en el manejo de las técnicas del aguafuerte y el aguatinta —con toques de buril, bruñidor y punta seca.
Trataban de difundir la ideología de la minoría intelectual de los ilustrados, que incluía un anticlericalismo más o menos explícito
El aguafuerte «El sueño de la razón produce monstruos» es el grabado mas emblemático de la serie de los Caprichos del pintor español Francisco de Goya. Está numerado con el número 43 en la serie de 80 estampas. Se publicó en 1799.Interpretacion de Manuscrito de la Biblioteca Nacional: «Portada para esta obra: cuando los hombres no oyen el grito de la razón, todo se vuelve visiones»

 GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS
Gaspar Melchor de Jovellanos, el Ministro de Gracia y Justicia, fue retratado por Goya en Aranjuez en abril de 1798 y es uno mas de los numerosos retratos que hizo Goya por aquella época.
Este oleo se expone en el Museo del Prado de Madrid

"Los Duques de Osuna y sus hijos"
Antes de que finalizara el siglo XVIII Goya aún pintó tres series de cuadros de pequeño formato que insisten en el misterio, la brujería, la noche e incluso la crueldad , Donde los que destacan los realizados para la decoración de la quinta "El Capricho" de los Duques de Osuna,Todos ellos con temas brujeriles:

"El aquelarre" Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Estos cuadros son: "La cocina de los brujos", "Vuelo de brujas", "El conjuro" y "El aquelarre", en el que unas mujeres de rostros avejentados y deformes situadas en torno a un gran macho cabrío —imagen del demonio—, le entregan como alimento niños vivos



LA PRADERA Y LA ROMERIA DE SAN ISIDRO
Entre sus obras, existen dos cuadros sumamente interesantes que resumen la dilatada trayectoria artística de este genio, ambos representaban la misma festividad, el mismo tema, pero si los miramos de manera separada, parecen hechos por dos artista distintos, uno positivo, iluminado, apasionado por la vida y sus circunstancias, y otro depresivo, taciturno, fiero y sarcástico. Sus cuadros sobre la festividad de San Isidro presenta este curioso paralelo: en el cuadro temprano:"La pradera de San Isidro" 1788, la escena es casi impresionista y su ambiente es de bienestar social y alegría, como si en el cuadro citara las ganas de pertenecer a este Madrid; 30 años después Goya volvió a pintar el tema con un resultado muy distinto. En “La romería de San Isidro”1822,  nos encontramos con una agitada fila de mendigos y gitanos, personas de dudosa procedencia, arrastrándose cual demonios poseídos por ese oscuro paraje.
La diferencia que hay entre el cuadro de jóvenes bellas y pintorescas en un brillante atardecer y estos personajes sacados de un cuento de ultratumba, sólo explican que su visión del mundo y de la vida pasó por el inevitable filtro de la edad, la enfermedad y el rotundo pesimismo.




LA ERMITA DE SAN ANTONIO DE LA FLORIDA 1798.
Vista de la Ermita y el monumento erigido a Francisco de Goya en 1919
 (conocida también como Real Ermita de San Antonio de la Florida), se encuentra situada en la plaza del mismo nombre, y se considera como la única superviviente de las tres ermitas dedicadas a san Antonio de Padua que hubo a las afueras de Madrid (esta de la Florida, Alemanes y Retiro)

Son los frescos de la Ermita de San Antonio de la Florida la obra cumbre de su pintura mural. Realizada probablemente por encargo de sus amigos Jovellanos, Saavedra y Ceán Bermúdez,
Desde el punto de vista temático, sitúa la representación de la Gloria en la semicúpula del ábside de esta pequeña iglesia, y reserva su cúpula para el Milagro de San Antonio de Padua, cuyos personajes proceden de las capas más humildes de la sociedad. Es novedoso situar las figuras de la divinidad en un espacio más bajo que el reservado al milagro, que además lo protagoniza un fraile vestido con ropas humildes y a cuyo entorno se sitúan mendigos, ciegos, trabajadores y pícaros.

Goya comenzó el trabajo de los frescos en Junio de 1798 y lo terminó en Diciembre de ese mismo año. Fueron 6 meses en las que dio rienda suelta a toda su efervescencia creativa. Es un Goya maduro, recién salido de una grave enfermedad, que le dejó sordo como secuela. Su percepción del mundo era distinta, su visión se había hecho mucho más crítica, y reflejó estos cambios en su trabajo.
San Antonio resucita a un hombre para que exculpe con su testimonio a su padre, acusado injustamente de su muerte. Un primer círculo de majas, chiquillos, campesinos y, por detrás de estos, una serie de personajes desdibujados, de tez olivácea y gestos de angustia, rodean el perímetro de la pintura, tras una valla, a modo de corso.

Desarrolla una interpretación personal del tema, la composición y los personajes que se adelanta a su época y que supone un estudio de la naturaleza humana. Sus pinceladas sueltas y disociadas preludian el impresionismo. Se adelanta al expresionismo con trazos gruesos en los rostros y figuras que empiezan a recordar a sus posteriores pinturas negras.
El pintor rodea la cúpula con una barandilla de estilo popular pintada, sobre la que se apoyan varios personajes y hasta un niño se atreve a subirse a ella para ver mejor. Este detalle aumenta el efecto de engaño óptico o trampantojo, pues casi llegamos a creernos que la baranda es de verdad




El pueblo de Madrid observa el milagro: majas, chisperos, caballeros embozados... charlan o miran atentamente, apoyados en la barandilla que recorre la base de la cúpula, consiguiendo grandes dosis de realismo, tanto por la perspectiva como por la viveza con la que están representados. Para la elaboración de estos frescos, Francisco de Goya recibió la colaboración de su ayudante Asensio Julià.
El milagro de San Antonio de Padua, natural de Lisboa, a cuyo padre acusaron de un crimen. San Antonio, que por entonces estaba en Padua, apareció al instante en la capital lusa y condujo al tribunal de justicia hasta el cementerio donde, tras la exhumación del cadáver de la víctima, preguntó a éste, así a bocajarro, si su asesino había sido su acusado padre. El muerto, naturalmente, lo negó y el padre quedó en libertad

Los blancos de las camisas, los vitales rojos de las faldas, los azules de los mantos, destacan sobre los tonos apagados y grises del fondo con montes que representan la Sierra de Guadarrama.


Detalle de dos jóvenes majas, comentando el milagro

En esta obra maestra Goya tuvo muy presente que estaba decorando uno de los templos más populares de Madrid, dedicado al patrón de las muchachas solteras y famoso por su verbena. Así se entiende el aire profano, festivo y madrileño, que se desprende de estas pinturas, en una mezcla mágica de arte y tradición.

En este personaje, Goya se acerca mas al estilo de sus "pinturas negras" tratado con gruesos trazos y colores oscuros

El pueblo de Madrid observa el milagro: majas, chisperos, caballeros embozados...
Goya utilizó un nuevo camino en su arte con una técnica avanzada, de pincelada suelta y enérgica, con manchas de luz y color y fuertes contrastes, al modo de una aplicación pre-impresionista, que hizo a esta obra la cumbre de su pintura mural.

Detalle de un personaje que contempla el episodio con asombro.

"LAS ÁNGELAS"
La bóveda está decorada con unas hermosas "ángelas", de gran belleza, que descorren unos cortinajes, blancos, dorados y de fondo gris, en contraste con los colores más fuertes de la cúpula, como si pretendiesen mostrar el escenario de un teatro.


Lucen vestidos blancos y ligeros, según la moda de María Luisa, con capas más pesadas de tejidos densos, en tonos oscuros y cálidos, que rompen esa suavidad y realzan el movimiento.

Por otra parte, lo de las ángelas alude a que, en esta iglesia, Goya lleva su atrevimiento hasta el límite en su época. Pinta a todos los ángeles con cuerpo femenino, cosa inaudita hasta entonces -tal vez por la imposibilidad de poder representarlos desnudos o semidesnudos

El pintor ve a estas ángelas como a jóvenes lozanas de mejillas sonrosadas, con trajes estilo imperio y altos escotes estilo Josefina, que resaltan mucho el pecho. Sus formas son generosas y abundantes y lucen largas melenas rubias recogidas con pañuelos de colores. Chicas extraídas del pueblo, vaya, con cuerpos rebosantes y con alas.

Para el ábside Goya escogió un tema bíblico tradicional, el de la Adoración de la Trinidad, y es esa zona la que trató de un modo más clásico. Rostros dulces y figuras con túnicas sueltas que flotan sobre un fondo liso y sencillo, en un suave y luminoso tono de pálido ocre que sustituye al acostumbrado azul celeste.

 LA MARQUESA DE VILLAFRANCA Este retrato de la Marquesa de Villafranca es uno de los más curiosos de los pintados por Goya aunque no resultara extraño que un pintor retratase a su modelo realizando alguna de sus aficiones, en este caso la marquesa aparece sentada, con los pies sobre un grueso almohadón de terciopelo rojo, con los pinceles en las manos. En la zona de la izquierda vemos el lienzo en el que está retratando a su marido, Francisco de Borja y Alvarez de Toledo.


LA FAMILIA DE CARLOS IV
En 1800 Goya recibe el encargo de pintar un gran cuadro de grupo de la familia real, que se materializó en La familia de Carlos IV. Siguiendo el antecedente de Las Meninas de Velázquez, dispone a la realeza en una estancia del palacio situándose el pintor a la izquierda pintando un gran lienzo en un espacio en penumbra, que in embargo, la profundidad del espacio del cuadro velazqueño queda aquí truncada por una pared próxima en la que vemos dos grandes cuadros de motivo indefinido


LAS PINTURAS SALVAJES
Goya pinta cuadros atravesados por temáticas como la brujería, la fantasía, la locura y la crueldad, se trata de escenas en las que presenciamos violaciones, asesinatos a sangre fría y a bocajarro o escenas de canibalismo. En todos ellos aparecen horribles crímenes perpetrados en cuevas oscuras, que en muchos casos contrastan con la luz cegadora de la boca de luz blanca radiante, que podría simbolizar el anhelado espacio de la libertad.
Este cuadro fue pintado como pareja de la obra titulada La hoguera y debe ser relacionado con las dos pinturas de canibalismo del museo de Besançon Caníbales preparando a sus víctimas y Caníbales contemplando restos humanos.
En el centro de la escena un hombre está a punto de degollar con un gran cuchillo a una mujer desnuda arrodillada, atada de pies y manos, que éste sujeta por el cabello. El otro personaje, sentado sobre una roca, ostenta, como si de un trofeo se tratase, la cabeza del hombre al que acaba de dar muerte y cuyo cuerpo yace en la parte izquierda de la escena rodeado de un charco de sangre.

 "Caníbales contemplando restos humanos" Musée des Beaux-Arts et d’Archéologie de Besançon
Un caníbal, sentado a horcajadas sobre una roca enseña, como si de un trofeo se tratase, una mano y una cabeza humanas. En el suelo yacen otros restos humanos que el pintor aragonés ha subrayado mediante enérgicas pinceladas rojas. A su vez un grupo de caníbales, delante y detrás de la figura central, observa la escena que se desarrolla en un paisaje natural rocoso en el que se esboza una rama de árbol.

 "Caníbales preparando a sus víctimas", Musée des Beaux-Arts et d’Archéologie de Besançon
Este hecho está teniendo lugar en un ambiente rocoso que parece una cueva. Los rostros de los asesinos presentan rasgos simiescos alusivos al instinto primitivo de la violencia por el que están poseídos y su piel oscura contrasta fuertemente con la inmaculada blancura de la piel de las víctimas. En estas obras Goya reflexiona sobre la dimensión irracional de la mente humana, sobre los instintos incontrolables y cuestiona la bondad innata del ser humano en estado primitivo.

 "Casa de locos"1814 Real Academia de Bellas Artes de San Fernando Madrid
Podría ser la primera escena de una serie de cuatro, por representar explícitamente la locura,En una prisión abovedada con ventanas rejadas en lo alto, se disponen en la composición horizontal una serie de personas desnudas o semidesnudas. Sus actitudes y acciones incoherentes evidencian la demencia que les ha llevado a ser encerrados allí. Algunos elementos y detalles ayudan a distinguir los diversos estamentos sociales que Goya ha querido representar, todos ellos igualados a través del desnudo.



 "Auto de fe de la Inquisición" Real Adademia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid
Otro de los momentos de locura protagonizados por la sociedad goyesca, sin duda el más macabro, es el juicio de la Inquisición y sus autos de fe, considerados como un espectáculo más al que asistir. El Santo Oficio venía condenando a los infieles desde la Edad Media. Aunque fue abolido por las Cortes de Cádiz, quedó restituido con la llegada de Fernando VII y emprendió su particular persecución contra los liberales y los afrancesados.




EL EMPECINADO 1809
(Juan Martín Díaz, llamado el Empecinado; Castrillo de Duero, Valladolid, 1775 - Roa, Burgos, 1825) Guerrillero español. Este hijo de un labrador acomodado de Castilla tenía experiencia como soldado desde que combatió contra la Francia de la Convención en la Guerra del Rosellón (1792-95). Posteriormente, su animadversión contra los franceses le llevó a realizar alguna operación de sabotaje en la época en que Francia era aliada de España. Tras el levantamiento popular de 1808, con el que dio comienzo la Guerra de la Independencia, se unió a las fuerzas del general Cuesta


El periodo que media entre 1808 y 1814 está presidido por acontecimientos turbulentos para la historia de España, pues a partir del motín de Aranjuez Carlos IV se ve obligado a abdicar y Godoy a abandonar el poder. Tras el levantamiento del dos de mayo dará comienzo la llamada Guerra de la Independencia.
En El coloso, cuadro atribuido a Goya hasta junio de 2008, en que el Museo del Prado emitió un informe en el que afirmaba que el cuadro era obra de su discípulo Asensio Juliá

"La lucha con los mamelucos, El 2 de mayo de 1808 en Madrid"

La Guerra de la Independencia, supone para Goya, igual que para miles de españoles, un aterrador dilema; su filosofía ilustrada, favorable a la reforma de España y contraria al mal gobierno de  Carrlos IV y Godoy, le hacen alinearse, formando parte de los afrancesados, con el rey José I; pero su elevado patriotismo y su razón no entienden la masacre que se está produciendo en el país. Tiene, pues, el corazón dividido y estos seis años de conflicto armado van a provocar un importante cambio en su pintura, que se hace a partir de entonces más suelta, más violenta, más negra en definitiva.



Plano de Madrid, donde se ve la situación de la Quinta del Sordo y sus terrenos

LAS PINTURAS NEGRAS (1820-1824)
Es el nombre que recibe una serie de catorce obras murales de Francisco de Goya, pintadas con la técnica de óleo al secco (sobre paredes recubiertas de yeso). Las creó como decoración de los muros de su casa, llamada la Quinta del Sordo, que había adquirido en febrero de 1819


A la derecha la Quinta del Sordo en una fotografía del S.XIX
"Viejos comiendo sopas"
Goya vivió en este inmueble durante cuatro años. Todo el mundo coincide en afirmar que fue la época más oscura y siniestra del pintor. Las habladurías entre sus vecinos no se hicieron esperar. De carácter cada vez más huraño y extraño, no fueron pocos los que comenzaron a apuntar que el genio aragonés estaba poseído por el diablo, que en esa casa ocurrían cosas extrañas y que estaba habitaba por fantasmas... Sus criados también comenzaron a alimentar toda clase de habladurías al confesar que «el amo» se pasaba las noches pintando «cosas horribles y sanguinarias» en las paredes de la casa a la luz de las velas. Durante esos cuatro años las leyendas fueron haciéndose cada vez más grandes y hubo quien no dudó en acusarle de brujería y actos satánicos.

"El aquelarre"
Esta pintura decoraba el lado sur del piso bajo de la casa de Goya (la Quinta del Sordo). Después de su traslado el lienzo ha perdido parte de su longitud por el lado derecho, a partir de la mujer sentada en la silla, por lo que el eje de simetría que sería la mujer de la falda negra y pañuelo blanco, a cuyos lados se mostrarían equidistantes las dos manchas negras del macho cabrío o satán y la mujer de la silla, se ha desplazado respecto del original. De este modo el grupo de brujas queda descompensado en un volumen uniforme sin el espacio que quedaba vacío a la derecha.

"El Perro semihundido", 
Donde el espacio vacío ocupa la mayor parte del formato vertical del cuadro, dejando una pequeña parte abajo para el talud y la cabeza semihundida.Es otra de las escenas que han sufrido más transformaciones. La prolongación del cuello ha sido eliminada, así como el lomo del animal,la montaña y el cielo extraordinariamente ampliados sobre la vertical, ha sido totalmente repintado.

 "Duelo a garrotazos"
Goya no pintó a los personajes de Duelo a garrotazos semienterrados, sino sobre la hierba que cubre parcialmente sus piernas. "Las aportaciones de Martínez Cubells, dada su incapacidad para reproducir la hierba del suelo pintada por Goya, no se limitaron a sustituir el manto de vegetación original del que no ha quedado ni una sola brizna por una superficie de tierra

En "Judith y Holofernes" la interpretación psicoanalítica ha visto la representación de la castración del hombre poderoso y maduro. No es desatinado ver un símbolo de la relación sexual entre Goya y Leocadia Weiss.

"Hombres leyendo". 
La escena que representa este cuadro se ha visto como una de las tertulias políticas clandestinas que se produjeron en los agitados años del Trienio Liberal.

Dos viejos 1821

"Mujeres riendo con hombre"

"Atropos o Las Parcas"

"Peregrinación a la fuente de San Isidro"
"Visión fantástica o Asmodea"


"Saturno devorando a su hijo" 
Todo acabó cuando Goya se marchó a vivir a Burdeos, tras el fallecimiento de su hijo. Fue su nieto el que puso la finca madrileña en venta. Aunque todos conocían la fama del inmueble del que por la noche salían ruidos extraños e, incluso, «gritos espeluznantes», encontró pronto comprador. Fue el belga Emile Dárlenger quien se hizo con su propiedad.
El nuevo dueño quiso desprenderse de las inquietantes pinturas del genio aragonés, por lo que acudió a la Exposición Universal de París de 1878 con la idea de venderlas allí, tras haberlas pasado a lienzo

a partir de 1874 por Salvador Martinez Cubells. Pero nadie quiso comprarlas,  nadie quiso adquirir aquellas inquietantes pinturas y finalmente las donó al Museo del Prado, donde se exponen ahora.


LA LECHERA DE BURDEOS
En mayo de 1823, las tropas del duque de Angulema toman Madrid con objeto de restaurar la monarquía absoluta de Fernando VII y se produce una inmediata represión de los liberales que habían apoyado la constitución de 1812. Goya temió los efectos de la represión y marchó a Francia, llegando a Burdeos en 1824.
Allí, sigue haciendo dibujos que recuerdan los disparates y las pinturas negras y en 1826 pinta "la lechera de Burdeos"
Sin duda, es un alivio comprobar cómo, tras una etapa caracterizada por la tonalidad oscura, la locura, y lo monstruoso, Francisco de Goya volviera a renacer con La lechera de Burdeos. Quizás la muerte no sea nada más que eso, un renacimiento. Una nueva vida que continúa vigente hasta hoy en día, a través de sus obras, tan universales y eternas.


LAS CARTAS A MARTÍN ZAPATER
Al margen de su obra pictórica, quiero comentar unos documentos muy curiosos:
Es la correspondencia conservada entre Goya y su amigo Martín Zapater que está formada por ciento cuarenta y siete cartas, correspondientes al periodo de 1775 a 1799
Un aspecto que convendría destacar dentro de esta correspondencia son los dibujos insertos dentro de los párrafos que funcionan a la manera de jeroglíficos, y sirven a Goya para explicar su aspecto físico, la alusión a algún personaje conocido de ambos o la sencilla explicación gráfica de algún artefacto cuya comprensión con palabras sería más difícil.




LOS AUTORRETRATOS


1775
Aparte de su extensa obra, Goya deja a su generación para interpretar la expresión de su rostro repetida en varios autorretratos de distintas épocas, donde se va reflejando no solo los cambios físicos propios de la edad, sino de su estado de ánimo que nos hará comprender mucho mejor su evolución

"Goya joven ante el caballete"
Es muy significativo un pequeño retrato de cuerpo entero conservado en la Academia de San Fernando y pintado entre 1790 y 1795: el llamado Autorretrato en el taller. El artista de perfil, a contraluz, lleva un extraño sombrero en el que hay unos soportes para poner velas, con las que se supone que pintaba de noche.

1780
Autoretrato de Goya con tricornio.

1783

1795

1795 Museo del Prado

1797
En este autorretrato de Goya, cumplidos ya los cincuenta años, llama la atención que el pintor lleve gafas quizá debido a su enfermedad de 1792 que le atacó el oído y disminuyó también su visión. Asimismo aparece con gafas en el autorretrato que hoy se conserva en el museo Bonnat de Bayona.
1797
Grabado al aguafuerte y aguatinta

1815
autorretrato pintura al oleo

Autorretrato a pluma y tinta sepia a la edad de 78 años.

MUERTE DE GOYA
Murió el 16 de abril  de 1828 con 82 años , a causa de un proceso tumoral  y una caida que le postró en cama.
En 1919 sus restos tras estar en la Colegiata de San Isidro provisionalmente, fueron desplazados a la iglesia que decoró en Madrid, San Antonio de la Florida, y ahora está allí bajo los bellos ángeles que pintó, aunque no del todo…cuando su cuerpo fue trasladado de Francia, se encontraron con la impactante sorpresa de que alguien había robado su cabeza.  Aún no ha sido encontrada.





FUENTES:

https://anoldgrumpandabeautifulperson.blogspot.com.es/…/san…

https://es.wikipedia.org/…/Ermita_de_San_Antonio_de_la_Flor…

http://artedebolsillo.blogspot.com.es/…/71-las-angelas-de-g…

http://atemania.blogspot.com.es/2013/09/la-enfermedad-creadora-francisco-de-goya.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_de_Goya

http://html.rincondelvago.com/evolucion-de-la-obra-de-goya.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Quinta_del_Sordo

http://laartilleria.com/goya-loco-como-un-genio/

http://lacavernadelescriba.blogspot.com.es/2011/11/francisco-de-goya.html

https://www.goyaenelprado.es/obras/ficha/goya/carta-a-martin-zapater-de-diciembre-de-1782/?tx_gbgonline_pi1%5Bgocollectionids%5D=32&tx_gbgonline_pi1%5Bgosort%5D=b

https://sites.google.com/site/goyaeninternet/

http://maca-lasuerteestaechada.blogspot.com.es/2012/03/goya-autorretratos.html

Bibliografía: .

" Iglesias de Madrid". Agustín F. Martínez Carbajo Ed.La Librería Avapiés

"La ermita de San Antonio de La Florida una historia de arte y devoción",
María José Rivas Capelo, (2008),

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