Las actividades eran muy variadas, predominando el comercio al por menor con una o varias tiendas o incluso algún almacen. No tenían tampoco grandes fortunas y no formaban parte de Sociedades ni de otros negocios.Son expendedores de articulos de comer, beber, arder y vestir, como se solía decir entonces.
Existían otros escalafones, que se dedicaban a almacenistas que proporcionaban productos de ultramar,que importaban sobre todo de las Colonias.
En Madrid aún prevalecen algunos de estos negocios, que en determinados casos apenas han modificado su fisonomía y en otros se han ido renovando a a lo largo de los años, aunque sus propietarios sean los descendientes de sus fundadores.
En otros casos, han ido cambiando de dueños y a veces ha desaparecido su actividad, permaneciendo el local como un fantasma, expuesto a grafiteros diligentes
De todos ellos hablaremos hoy, de aquellos establecimientos de Madrid que han cumplido los 100 años al menos y siguen, hoy día cumpliendo su cometido
Fotografía del S.XIX, donde se puede ver el aspecto que tenían las antiguas tiendas de alimentación, que en este caso estaba dedicada a frutas y pan.
Placa diseñada por Mingote y promovida por el Ayuntamiento de Madrid, para agradecer a estos comercios y establecimientos los servicios prestados durante tantos años. Las dos primeras se colocaron en "La farmacia de la Reina Madre" y "Lhardy"
Farmacia de la Reina Madre
Se la conoce con el nombre de la Reina Madre porque a esta farmacia encargaba la reina regente María Cristina sus medicinas en el siglo XIX. Pero el establecimiento lleva ahí, en la calle Mayor, 59, desde finales del XVI. Reconstruida en 1913 por el arquitecto Carrasco-Muñoz Encina, es uno de los mejores ejemplos del modernismo en Madrid. Destaca por su biblioteca y por algunas fórmulas de «prodigiosos remedios» como la pomada encarnada contra la calvicie o los trocitos de «momia» contra la tuberculosis.
foto: Mery Varona
Farmacia de la Reina Madre
Caja registradora original
Farmacia del León
Calle León 13, en pleno barrio de Las Letras. Es el domicilio de esta farmacia, una botica que data del Siglo de Oro. El establecimiento conserva su aspecto de comercio antiguo. Destaca, además de su caja registradora, el botamen, con tarros y copas, muchas de las cuales fueron donadas al Museo de la Farmacia Hispánica. En la fachada se puede disfrutar de unas elegantes cerámicas en blanco y azul.
Antigua relojería
Comienza en 1880, cuando las damas llevaban reloj colgante y los
caballeros leontina.Durante el reinado de Alfonso XII, el comercio del
reloj en la Villa y Corte empieza a ser ejercido ya por madrileños de
intuición avanzada -quizá antiguos mancebos de relojeria que llegaron a
emanciparse- pues hasta bien entrada la segunda mitad del siglo, esta
profesión estuvo monopolizada por.franceses,
suizos y alemanes.Cuando la Antigua Relojería abre sus puertas, los
relojes de bolsillo, “sabonetas” o “lepines “, con escape de cilindro o
de áncora, eran todavía de cuerda a llave; pero empezaba a generalizarse
precisamente el llamado “remontoir au pendant”, invento que hizo a
aquélla innecesaria, y que dio origen, por cierto, a la alianza entre el
relojero francés Adrien Philippe y el fabricante ginebrino Patek,
creándose una importante firma que aún dura.
Perfumería Alvarez Gomez
Corría el año 1899 cuando tres primos hermanos de Babia y Villablino se trasladaron a Madrid para emprender un negocio de perfumería. No se imaginaban entonces que la colonia Álvarez Gómez se convertiría en un producto indispensable en la posguerra española y que llegaría a cumplir cien años
Ansorena
Prestigiosa joyeria fundada en 1845, cuando Celestino Ansorena decide abrir en Madrid su taller joyería. Muy pronto se consagra como uno de los joyeros más importantes de la época y 1860 es nombrado “Joyería y diamantista de la Real Casa”.La relación con la Casa Real se estrecha con la Reina Victoria Eugenia, el Rey Alfonso XIII regaló un collar de brillantes y una alta tiara de brillantes con flores de lis dinásticas que princesa inglesa lucirá el día de su boda y que hemos visto lucir en numerosas ocasiones a nuestra actual Reina. Estas joyas se pueden observar en diferentes retratos que realizarán a Victoria Eugenia pintores como Joaquín Sorolla, Fernando Álvarez de Sotomayor o Philip de Laszlo.
Prestigiosa joyeria fundada en 1845, cuando Celestino Ansorena decide abrir en Madrid su taller joyería. Muy pronto se consagra como uno de los joyeros más importantes de la época y 1860 es nombrado “Joyería y diamantista de la Real Casa”.La relación con la Casa Real se estrecha con la Reina Victoria Eugenia, el Rey Alfonso XIII regaló un collar de brillantes y una alta tiara de brillantes con flores de lis dinásticas que princesa inglesa lucirá el día de su boda y que hemos visto lucir en numerosas ocasiones a nuestra actual Reina. Estas joyas se pueden observar en diferentes retratos que realizarán a Victoria Eugenia pintores como Joaquín Sorolla, Fernando Álvarez de Sotomayor o Philip de Laszlo.
Esparteria Juan Sanchez
El esparto, también llamado "atocha", era muy abundante en la zona madrileña que lleva su nombre, y se usaba para fabricar manualmente cestas, espuertas, esteras y hasta zapatillas. El esparto es una fibra vegetal natural y los productos manufacturados con esta planta son ecológicos, sostenibles y muy duraderos. La llegada del plástico acabó con el esparto, con las consecuencias que todos conocemos.
Hoy en Madrid, tan solo Juan Sánchez continúa ejerciendo un oficio que aprendió de sus mayores, durante generaciones, y sigue adelante sin ninguna clase de apoyo institucional, pero determinado a seguir demostrando que lo que él hace es auténtico y vale la pena
Antigua Casa Crespo
Es una deliciosa alpargatería en pleno barrio de Malasaña que también tiene entre sus clientes a muchísimos turistas. Su tienda tiene una historia curiosa ya que inició su andadura sirviendo cestos y cañizos para la construcción para luego, trabajando la misma materia prima, pasarse a la alpargatería e ir siendo
Alpargateria Hernanz
Fundada como una empresa de carácter familiar, hoy en día van por la cuarta generación desde que se abrió sus puertas en el año 1840 en el mismo lugar en el que hoy nos encontramos, en el número 18 de la madrileña y castiza calle Toledo.
Botería
La botería Julio Rodríguez es la única de toda la Comunidad de Madrid donde se fabrica este utensilio de manera artesanal, con piel de cabra y resina de pino. Es un oficio en extinción que ha tenido que resistir muchas adversidades provocadas por los cambios de la sociedad. Pero la bota de vino sigue siendo la forma más segura de trasportar esta bebida.
Barbería El Kinze de Cuchilleros
En tu paseo por los alrededores de la Plaza Mayor vas a encontrar la barbería más antigua de Madrid.Se trata de la Peluquería El Kinze de Cuchilleros, la cual encontrarás bajando desde la plaza Mayor por el Arco de Cuchilleros, en el número 15 de esta calle, junto al centenario restaurante Sobrino de Botín.La Peluquería El Kinze de Cuchilleros abrió sus puertas en el año 1900, siendo su primer propietario Eladio Gurumeta. Como esta tradicional barbería no tenía ninguna denominación comercial, finalmente asumió como su nombre el número de la calle donde se ubica.
Droguería Martinez Orue
Uno de estas tiendas, en el número 19 de la calle Postas, era la Droguería E. Martínez Orúe, establecimiento fundado, en 1888, por Martínez Orúe, cerrada a principios del XXI y extinguida la actividad el 16 de febrero de 2010.
Sobrinos de Perez (El Angel)
En un principio se denominó “Sobrinos de Pérez” dedicándose a la venta de tejidos, pero con una sección especial para comunidades religiosas. Los fundadores, Basilio y Leoncio Pérez, eran originarios de Matute en La Rioja y hoy día, sin cambiar la familia, van ya por la quinta generación. Además de tejidos para hábitos, casullas, sotanas, albas etc. y confecciones, venden imágenes, ornamentos, orfebrería religiosa, nacimientos, rosarios y una amplia gama de productos religiosos, en sus dos tiendas, esta de Postas 6 y otra en cercana en la calle Esparteros 3, Lo más atractivo de este comercio centenario es que, según se cree, aunque no está demostrado, don Benito Pérez Galdós situó en esta tienda el comercio de don Baldomero Santa Cruz, al que antes hemos hecho referencia y así lo recuerda una placa en su fachada colocada por la Cámara de Comercio e Industria en el año 1971.
En un principio se denominó “Sobrinos de Pérez” dedicándose a la venta de tejidos, pero con una sección especial para comunidades religiosas. Los fundadores, Basilio y Leoncio Pérez, eran originarios de Matute en La Rioja y hoy día, sin cambiar la familia, van ya por la quinta generación. Además de tejidos para hábitos, casullas, sotanas, albas etc. y confecciones, venden imágenes, ornamentos, orfebrería religiosa, nacimientos, rosarios y una amplia gama de productos religiosos, en sus dos tiendas, esta de Postas 6 y otra en cercana en la calle Esparteros 3, Lo más atractivo de este comercio centenario es que, según se cree, aunque no está demostrado, don Benito Pérez Galdós situó en esta tienda el comercio de don Baldomero Santa Cruz, al que antes hemos hecho referencia y así lo recuerda una placa en su fachada colocada por la Cámara de Comercio e Industria en el año 1971.
En 1887 comienza la andadura de esta empresa con D. Pablo Arteaga y su socio, un sacerdote, llamado D. Maximiliano. Desde sus inicios, en el mismo local que permanece ahora y bajo el nombre de Casa Arteaga, se dedican a la comercialización de artículos religiosos. En 1924 fallece Pablo Arteaga y pasa a denominarse Casa Clero. En 1936, con la Guerra Civil Española, se paraliza temporalmente su actividad (Madrid es zona republicana, donde todo lo relacionado con la Religión es perseguido) y su emplazamiento pasa a convertirse en un centro de propaganda del PCE (Partido Comunista de España). D. Maximiliano es fusilado en el transcurso de la contienda y al finalizar ésta, sus antiguos empleados, José Santarrufina y Francisco Heras, continúan con la empresa, ya bajo el nombre de Santarrufina.
Palomeque
El día 8 de diciembre de 1873, festividad de la Inmaculada Concepción, nace Palomeque, un negocio familiar situado en el corazón de Madrid, entre la Puerta del Sol y la Plaza de Ópera, en la calle Arenal nº 17.Nuestra gran tradición y dedicación nos ha permitido convertirnos en un referente en la venta de artículos religiosos y de arte en España, reconocidos con la Medalla de Plata del Trabajo en el año 1929.
Cereria del Niño del Remedio
Una de las Cererias mas antiguas del centro de Madrid, dedicada ya casi cien años a la venta de velas, ceras y articulos religiosos de Sto. Niño del Remedio.
Guitarras Ramirez
Desde 1870. Las maderas tradicionalmente empleadas en las guitarras son: Cedro, Ébano, Abeto alemán, Ciprés y Palosanto de India ,aunque ahora estamos empleando palosanto autorizado de la mejor calidad.La humedad relativa del ambiente de mi taller está controlada, de manera que se mantiene dentro de los márgenes ideales del 55% que es lo aconsejado para la conservación del instrumento de por vida.El trabajo realizado en el taller es completamente artesano en lo que respecta a la guitarra
La Cava Baja
La Cava Baja es la calle de las posadas históricas de Madrid. “Entre el siglo XV y XIX fueron numerosas las posadas que se localizaban en esta calle: la de Las ánimas, la de Vulcano, la del Pavo Real, la de San José, la del Navío del Gallo, la de San Pedro, la de San Isidro, la de la Soledad, y las del Madroño, del León de Oro y del Portugués. Era tal el trajín de viajeros que las compañías de postas y diligencias decidieron establecer las paradas de sus carruajes en la Cava Baja”. Ya en el siglo XX fueron despachos de billetes y paradas de autobuses
Posada del León
esta posada tiene más de 100 años de historia y, en la actualidad, es una antigua corrala rehabilitada, pudiéndose apreciar -a través del suelo de cristal que tiene el local- las ruinas de la muralla cristiana del siglo XII.La Cava Baja, ya desde los siglos XVI y XVII, vio aparecer las primeras tabernas y posadas, que la han caracterizado plenamente hasta los años 50 y 60 del siglo XX. Quizá fuera en la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX cuando alcanzaran sus mayores niveles de actividad. Los campesinos, agricultores y tratantes de ganado de los pueblos de la periferia de Madrid, Toledo, Guadalajara y provincias limítrofes, acudían a la Villa y Corte a realizar sus negocios; al mercado del Paseo de los Pontones a vender sus caballerías, y que aún se celebraba en los años de la Dictadura del general Primo de Rivera. Los agricultores de los pueblos de la carretera de Extremadura también se alojaban por unos días en estas posadas, y el tráfico renqueante de carretas y galeras era intenso en la estrecha calle
esta posada tiene más de 100 años de historia y, en la actualidad, es una antigua corrala rehabilitada, pudiéndose apreciar -a través del suelo de cristal que tiene el local- las ruinas de la muralla cristiana del siglo XII.La Cava Baja, ya desde los siglos XVI y XVII, vio aparecer las primeras tabernas y posadas, que la han caracterizado plenamente hasta los años 50 y 60 del siglo XX. Quizá fuera en la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX cuando alcanzaran sus mayores niveles de actividad. Los campesinos, agricultores y tratantes de ganado de los pueblos de la periferia de Madrid, Toledo, Guadalajara y provincias limítrofes, acudían a la Villa y Corte a realizar sus negocios; al mercado del Paseo de los Pontones a vender sus caballerías, y que aún se celebraba en los años de la Dictadura del general Primo de Rivera. Los agricultores de los pueblos de la carretera de Extremadura también se alojaban por unos días en estas posadas, y el tráfico renqueante de carretas y galeras era intenso en la estrecha calle
La Posada del Dragón
En la Cava Baja, 14 y 16. “Fue construida como casa de huéspedes en 1868 por el arquitecto Francisco de Cubas, Marqués de Cubas, atendiendo a los postulados arquitectónicos que había en la época para este tipo de establecimientos, de ahí que en la memoria del proyecto se hiciera alusión expresa a que todas las plantas estuvieran divididas en habitaciones, guardando las medidas necesarias de higiene y dotando la planta baja de cuadra y cochera con capacidad para tres coches”
En la Cava Baja, 14 y 16. “Fue construida como casa de huéspedes en 1868 por el arquitecto Francisco de Cubas, Marqués de Cubas, atendiendo a los postulados arquitectónicos que había en la época para este tipo de establecimientos, de ahí que en la memoria del proyecto se hiciera alusión expresa a que todas las plantas estuvieran divididas en habitaciones, guardando las medidas necesarias de higiene y dotando la planta baja de cuadra y cochera con capacidad para tres coches”
Es el hotel más antiguo de Madrid y, seguramente, de España. Nació para
dar posada a huéspedes y forasteros que venían en diligencia a la
Corte. Ahí estaba, en la calle Postas, donde sigue en la actualidad. Ha
pasado por penurias y por abandono. Hoy reluce con brillo y se ha
convertido en un auténtico hotel con encanto, un «petit palace»,
restaurado por la cadena High Techy y reabierto a finales del verano de
2005.
Casa Botín
En 1606 la Corte vuelve a Madrid y en 1620 con la reforma efectuada en la Plaza Mayor (antigua Plaza del Arrabal) la zona se convierte en el principal enclave comercial de la ciudad: Zapateros, curtidores, cuchilleros, latoneros, herradores...De hecho, las calles de la zona adoptaron el nombre de los oficios que en ellas se ejercían: Ribera de Curtidores, Plaza de Herradores y...como no, Calle Cuchilleros. Y es justamente en el número 17 de esta vía donde estableció su negocio un cocinero francés llamado Jean Botín que llegó a Madrid, junto con su esposa de origen asturiano, en los albores del siglo XVIII, con la intención de trabajar para algún noble de la Corte de los Austrias . En 1725, el matrimonio abrió una pequeña posada y realizó una reforma en la planta baja del edificio, cerrando los soportales existentes. De esta obra ha quedado constancia en una piedra de la entrada en la que figura la fecha. De esta fecha data también el horno de leña de la casa, que aún hoy en día sigue atrayendo a los comensales con sus tentadores olores..
Posada de la Villa
Entre la Plaza Mayor, las Cavas y la calle Toledo se dan cita numerosos establecimientos para el buen comer. Entre ellos, la Posada de la Villa, que data de 1642, y se encontraba en un lugar de paso de carruajes y diligencias. De ahí su éxito. Situada en lo que antes había sido un molino de harina, en plena Cava Baja, aquella casa de comidas resistió a la decadencia y desaparición de otros establecimientos de su estilo. El restaurador Félix Colomo hizo de ella un horno de asar donde, además, se sirve un estupendo cocido en puchero de barro.
Entre la Plaza Mayor, las Cavas y la calle Toledo se dan cita numerosos establecimientos para el buen comer. Entre ellos, la Posada de la Villa, que data de 1642, y se encontraba en un lugar de paso de carruajes y diligencias. De ahí su éxito. Situada en lo que antes había sido un molino de harina, en plena Cava Baja, aquella casa de comidas resistió a la decadencia y desaparición de otros establecimientos de su estilo. El restaurador Félix Colomo hizo de ella un horno de asar donde, además, se sirve un estupendo cocido en puchero de barro.
El Riojano
Ahora nos adentramos en uno de las tiendas centenarias de Madrid, “El riojano”. En el Madrid del S. XIX empezaron a proliferar negocios relacionados con la repostería fina, como éste que hoy nos ocupa, El Pozo, Viena Capellanes o Lhardy.El fundador de “El riojano”, Dámaso de la Maza, era pastelero del Palacio Real. Por eso, cuando decidió instalarse en la Calle Mayor, la reina María Cristina -que le apreciaba mucho- le cedió a sus marmolistas y ebanistas para que le labrasen su comercio. Un hecho anecdótico: las vitrinas se hicieron más altas que las puertas para que, en caso de robo, no se las pudieran llevar.
Ahora nos adentramos en uno de las tiendas centenarias de Madrid, “El riojano”. En el Madrid del S. XIX empezaron a proliferar negocios relacionados con la repostería fina, como éste que hoy nos ocupa, El Pozo, Viena Capellanes o Lhardy.El fundador de “El riojano”, Dámaso de la Maza, era pastelero del Palacio Real. Por eso, cuando decidió instalarse en la Calle Mayor, la reina María Cristina -que le apreciaba mucho- le cedió a sus marmolistas y ebanistas para que le labrasen su comercio. Un hecho anecdótico: las vitrinas se hicieron más altas que las puertas para que, en caso de robo, no se las pudieran llevar.
El Riojano, interior
Desde sus orígenes, en 1855, este negocio ha pasado de
dueños a empleados. Una de las notas características de este obrador es
que la materia prima es de máxima calidad: la mantequilla procede
diariamente de Tineo (Asturias), las frutas vienen de Calahorra y todo
se trabaja del modo más artesanal.Destacan por sus merengues,
laboriosamente trabajados a cuchara y sin manga, los sabrosos
bartolillos, los riquísimos helados y su exquisita torta imperial,
además de los castizos “azucarillos” que antes se tomaban en las
verbenas y ahora solo se pueden comprar aquí.
Pasteleria el Pozo
Presume de seguir haciendo los hojaldres de forma artesanal. Rellenos de crema y cabello de ángel. Eso, y la fama de sus roscones de Reyes, el turrón y el pan de Cádiz, ha traspasado fronteras. Todo empezó en 1830 con la familia Agudo, una de las más conocidas del Madrid de aquel entonces. En la calle Pozo 8, debe su nombre a que en esa vía existió un pozo milagroso al que se habían tirado las reliquias de unos santos. El misterio y ese divino olor que recorre la calle, todavía deleitan a los madrileños.
Viena Capellanes
En 1873, Matías Lacasa, un industrial afincado en Madrid obtuvo el privilegio de invención otorgado por la Oficina de Patentes (entonces conocida como Real Conservatorio de Artes), que le confería la exclusiva de la fabricación del pan de Viena en la capital durante diez años. La introducción de este tipo de pan, que el industrial había conocido en la capital austriaca durante una visita que hizo a la Exposición Universal, suponía una novedad en España. Se trataba de un pan más fino que el candeal, que era el de consumo habitual, y pronto se convirtió en un “pan de lujo” que tuvo gran aceptación. Con dicho privilegio bajo el brazo, el industrial Matías Lacasa y su esposa, Juana Nessi, pusieron una tahona en la actual calle de la Misericordia, que era conocida entonces como de Capellanes porque ahí estaba la residencia de los capellanes de la Casa Real.
Lhardy
En casa, es un plan que todos hicimos por primera vez de la mano de nuestra abuela, fascinados porque nos permitía coger de todo. En Lhardy tomas directamente lo que te apetece y al final informas de lo que has comido para pagar.
Su fundación data de 1839.El comedor cuenta con varios salones decorados en diferentes estilos, supongo que siguiendo los dictados de la moda de principios del siglo XIX, todos muy agradables para un almuerzo de trabajo. La carta es muy variada, llena de sugerencias estupendas como el faisán con uvas, la perdiz o el gamo a la austriaca. Pero para mi la comida ideal en este restaurante es el cocido y de postre el soufflé sorpresa.
Chocolatería San Ginés
C. Pasadizo de San Ginés, 5 (C. Arenal), Madrid Tienda de chocolates · Sol
La época invernal en Madrid, habitualmente fría y a veces desapacible por la lluvia (aunque este año sea anormalmente cálida), es la mejor invitación para degustar un chocolate con churros. Y tambien muy adecuada para trasnochadores,si quieren coger fuerzas y calorias de madrugada.
En casa, es un plan que todos hicimos por primera vez de la mano de nuestra abuela, fascinados porque nos permitía coger de todo. En Lhardy tomas directamente lo que te apetece y al final informas de lo que has comido para pagar.
Su fundación data de 1839.El comedor cuenta con varios salones decorados en diferentes estilos, supongo que siguiendo los dictados de la moda de principios del siglo XIX, todos muy agradables para un almuerzo de trabajo. La carta es muy variada, llena de sugerencias estupendas como el faisán con uvas, la perdiz o el gamo a la austriaca. Pero para mi la comida ideal en este restaurante es el cocido y de postre el soufflé sorpresa.
Chocolatería San Ginés
C. Pasadizo de San Ginés, 5 (C. Arenal), Madrid Tienda de chocolates · Sol
La época invernal en Madrid, habitualmente fría y a veces desapacible por la lluvia (aunque este año sea anormalmente cálida), es la mejor invitación para degustar un chocolate con churros. Y tambien muy adecuada para trasnochadores,si quieren coger fuerzas y calorias de madrugada.
Juanse Especialidades. ahora Juanse Kafé
El local, que
data de 1892 y está catalogado como patrimonio histórico nacional por su
fachada de azulejos originales de final de siglo XIX, es ahora Juanse Kafe, un café y tienda gourmet degustación que trae a Madrid los productos más selectos de la gastronomía vasca.
Las vitrinas de la farmacia, que luce nuevo aspecto tras una reforma integral, ya no acogen ni medicamentos ni frascos de laboratorio. Ahora exponen productos delicatessen de primeras marcas traídos del País Vasco y Navarra: conservas de Olasagasti, guindillas piperrak de Zubelzu, patés Etxenike, sales aromatizadas de Añana, caramelos tradicionales El Caserío de Tafalla y la repostería selecta de Gorrotxategi y Casa Eceiza, como xaxus, tejas, cigarrillos de chocolate, pastas de té, pantxineta y turrones de autor, muy apropiados para esta Navidad.
Las vitrinas de la farmacia, que luce nuevo aspecto tras una reforma integral, ya no acogen ni medicamentos ni frascos de laboratorio. Ahora exponen productos delicatessen de primeras marcas traídos del País Vasco y Navarra: conservas de Olasagasti, guindillas piperrak de Zubelzu, patés Etxenike, sales aromatizadas de Añana, caramelos tradicionales El Caserío de Tafalla y la repostería selecta de Gorrotxategi y Casa Eceiza, como xaxus, tejas, cigarrillos de chocolate, pastas de té, pantxineta y turrones de autor, muy apropiados para esta Navidad.
En la calle Fernando VI, 2, cerca de la parada de Metro de Alonso Martínez, se encuentra una de las pastelerías más antiguas de Madrid. La Duquesita es un referente en pastelería y confitería. Si te gusta el dulce, no debes irte de Madrid sin probar los productos de La Duquesita. La Duquesista se fundó en 1914. En sus primeros tiempos, esta pastelería contó con clientes tan ilustres como la Reina María Cristina, los duques de Medinaceli, Cánovas del Castillo, el conde de Floridablanca o el dictador Primo de Rivera. El nombre de todos ellos y lo que gastaban en dulces cada semana figura en uno de los libros de cuenta que todavía conservan como reliquia en esta histórica confitería.
La Violeta
La violeta es una flor que florece en la sierra de Madrid a finales de febrero. Antiguamente era muy habitual ver a las violeteras vender ramilletes de esta flor a las puertas de los teatros y puede que por este motivo al pastelero Mariano Gil Fernández se le ocurriera crear un caramelo con la forma y el sabor de la violeta.Desde su creación la familia del Sr. Gil ha continuado con el negocio, siendo ya la 3ª generación la que lleva la empresa actualmente. El local también sigue siendo el mismo y mantiene los mismos muebles; aunque evidentemente se han llevado a cabo las mejoras necesarias para tener siempre impecable el local que el año que viene cumplirá 100 años de historia.
La violeta es una flor que florece en la sierra de Madrid a finales de febrero. Antiguamente era muy habitual ver a las violeteras vender ramilletes de esta flor a las puertas de los teatros y puede que por este motivo al pastelero Mariano Gil Fernández se le ocurriera crear un caramelo con la forma y el sabor de la violeta.Desde su creación la familia del Sr. Gil ha continuado con el negocio, siendo ya la 3ª generación la que lleva la empresa actualmente. El local también sigue siendo el mismo y mantiene los mismos muebles; aunque evidentemente se han llevado a cabo las mejoras necesarias para tener siempre impecable el local que el año que viene cumplirá 100 años de historia.
La Mexicana
A finales del siglo XIX, una mexicana se trasladaba a España para visitar el país de sus padres. Una vez en Madrid, deslumbrada por la vida de esta ciudad tan alegre y acogedora, aquella mujer de la que nadie logra recordar su verdadero nombre, se instala definitivamente allí.Con una pequeña fortuna en el bolsillo y ganas de comenzar una nueva vida, decide emprender un negocio. Se hace con una tiendecita en la madrileña calle de Preciados y allí comienza a vender café. Más tarde la tienda pasará a ser conocida como la de La Mexicana
Santa Barbara
El 17 de octubre de 1815 el Conde de Motezuma de Tula y de Tultengo otorgó licencia para establecer la fábrica de cerveza Santa Bárbara en la calle Hortaleza, nº 2. Así nace “Santa Bárbara”.D. Benito Pérez Galdós en los Episodios Nacionales, ya nombraba la cerveza Santa Bárbara: “… su almuerzo, el cual, según después observé, era el mismo todos los días. En la propia mesa de su despacho le sirvieron una chuleta con patatas, una ración de queso Gruyère y un vaso de cerveza de Santa Bárbara. Cuando vino el mozo del café a recoger el servicio, don Francisco le pagó de su bolsillo, y seguimos trabajando.”En 1969 el PUB. SANTA BÁRBARA, en la Calle Fernando VI, se convertiría en el pub por antonomasia de los primero años setenta. El Pub ofrecía un confortable decorado irlandés que propiciaba la tertulia. Allí se reunían abogados laboralistas, directores y actores de cine y de teatro, sindicalistas y estudiantes, feministas y agentes de paisano de la Brigada político social con la oreja puesta en las tertulias.
El 17 de octubre de 1815 el Conde de Motezuma de Tula y de Tultengo otorgó licencia para establecer la fábrica de cerveza Santa Bárbara en la calle Hortaleza, nº 2. Así nace “Santa Bárbara”.D. Benito Pérez Galdós en los Episodios Nacionales, ya nombraba la cerveza Santa Bárbara: “… su almuerzo, el cual, según después observé, era el mismo todos los días. En la propia mesa de su despacho le sirvieron una chuleta con patatas, una ración de queso Gruyère y un vaso de cerveza de Santa Bárbara. Cuando vino el mozo del café a recoger el servicio, don Francisco le pagó de su bolsillo, y seguimos trabajando.”En 1969 el PUB. SANTA BÁRBARA, en la Calle Fernando VI, se convertiría en el pub por antonomasia de los primero años setenta. El Pub ofrecía un confortable decorado irlandés que propiciaba la tertulia. Allí se reunían abogados laboralistas, directores y actores de cine y de teatro, sindicalistas y estudiantes, feministas y agentes de paisano de la Brigada político social con la oreja puesta en las tertulias.
Capas Seseña
Durante tu paseo turístico por los alrededores de la Puerta del Sol en Madrid, tienes la oportunidad de ver uno de los establecimientos centenarios y más tradicionales que hay en Madrid, cuyo prestigio trasciende de nuestras fronteras.
Se trata de Capas Seseña, un establecimiento dedicado a la confección artesanal y venta de la capa española, tradición que mantiene desde el año 1901.
Fieltros Olleros
En la calle Comandante de las Morenas, 5. Pañerías Olleros abrió sus
puertas al público en los soportales de la Plaza Mayor, junto a la calle
de Toledo, en 1863. Tras varios traslados, Plaza Mayor 14 y calle Mayor
31, se instalan en su ubicación actual. Comenzando con la pañería y
sastrería a medida, y siempre en el tejido, ha ido variando la materia
prima para adaptarse a la demanda en cada momento. Está especializada en
todo tipo de fieltros, no tiene parangón en gramajes, colores y
artículos. El fieltro se completa con realización de banderas y paño para trajes regionales y capa tradicional española.
Librería de los Bibliófilos de España
Librería de Gabriel Molina, en
la Travesía Arenal, 1. El origen de este establecimiento hay que
situarlo en el puesto fijo de libros adosado a la fachada del palacio de
Oñate, dedicado a librería de lance.
En 1882 se publica el primer catálogo de los fondos de su librería. El
título de Librería de Bibliófilos Españoles lo ostenta desde el año
1906, y entre sus ventas destaca la edición príncipe del Quijote.
El local conserva la estructura y mobiliario de la época de apertura.
El exterior, con portada de madera oscura de pilastras delgadas marcando
la separación de los escaparates y el rótulo de cristal pintado, es
también del primer establecimiento
Libreria Moya
La librería que ostenta el privilegio de ser la más antigua de Madrid se encuentra en la calle Carretas y es la Librería Moya.
En su origen, la librería solo vendía libros especializados en medicina y
algunas revistas extranjeras que en aquellos momentos apenas llegaban a
España. La fama de esta librería hizo que su trastienda fuese un punto
de reunión para los catedráticos de la Facultad, los profesores de los
hospitales y muchos médicos famosos.
La librería Moya que hoy está en la calle Carretas número 29 no es la
original, la primera y auténtica estuvo en el número 8 de la misma
calle, más cerca de la Puerta del Sol. La tienda que hoy conocemos
tampoco es moderna, se abrió hace un siglo, en 1915.
Fuentes:
http://conocemadrid.blogspot.com.es/2012/03/comercios-centenarios-ii.html
http://comerciosantiguosdemadrid.com/page/2/
http://todosobremadrid.com/reportajes-sobre-madrid/los-5-comercios-mas-antiguos-de-madrid
http://www.abc.es/local-madrid/20131006/abci-comercios-centenarios-madrid-201310012103_1.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario